Baja visión - Óptica Unyvisión

Qué es la Baja Visión

 

La Baja Visión es una denominación que empleamos cuando una persona tiene una limitación visual que le impide desarrollar una o varias tareas de la vida cotidiana y no puede mejorarla con gafas convencionales, lentes de contacto, tratamientos farmacológicos u oftalmológicos.

 

La Baja Visión afecta a todas las edades, pero principalmente a personas de edad avanzada, siendo un estado crónico.

Se considera que un paciente tiene Baja Visión cuando la agudeza visual es inferior a 0.3 en el mejor ojo, con la corrección adecuada, o el campo visual es inferior a 30º.

 

Motivos por los que se produce la Baja Visión

Existen muchos motivos que causan Baja Visión: malformaciones congénitas, accidentes y patologías. Las patologías más frecuentes son: DMAE (Degeneración Macular asociada a la edad), cataratas, Glaucoma, Retinosis Pigmentaria, Retinopatía Diabética, Miopía Magna…

  • DMAE (Degeneración Macular asociada a la edad)

Es una enfermedad ocasionada por un deterioro de la mácula, la cual se encuentra en el centro de la retina y nos proporciona agudeza visual para ver detalles finos.

Existen dos formas:

  1. DMAE seca: afecta al 80% de los pacientes, tiene una evolución lenta y progresiva.
  2. DMAE húmeda: aparecen nuevos vasos sanguíneos que provocan filtrado de fluidos y sangre en la mácula con una pérdida de visión rápida.

Síntomas: distorsión de las líneas rectas, palabras y caras borrosas, zonas oscuras en el centro del campo visual…

  • Cataratas

Es una opacificación del cristalino que provoca imágenes borrosas y pérdida de visión.

Las cataratas pueden ser operables, pero si la situación médica lo desaconseja por distintos motivos, entonces provocan baja visión.

  • Retinosis Pigmentaria

Es una enfermedad ocular de carácter degenerativo y hereditario. Se nace con la enfermedad, pero es raro que se manifieste antes de la adolescencia.

Síntomas: ceguera nocturna, mala adaptación a la oscuridad, campo de visión limitado, visión “en túnel”.

  • Retinopatía Diabética

Es una complicación ocular de la diabetes por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina.

Síntomas: En el inicio pueden no existir síntomas, si se produce edema macular aparece visión borrosa y manchas.

  • Miopía Magna

Cuando un ojo presenta más de 8.00 dioptrías hablamos de miopía magna.

En altas miopías puede ocurrir que aparezca una atrofia progresiva de la retina afectando a la zona central de la retina, la mácula, o alterando el nervio óptico.

  • Glaucoma

Es una enfermedad del nervio óptico, uno de los factores principales es una presión intraocular alta. Un glaucoma sin tratar conduce a un daño irreversible del nervio óptico.

Tipos:

  1. Agudo: aumento de la presión intraocular repentino y elevado
  2. Crónico: aumento de la presión paulatino

Síntomas: Perdida de campo visual

 

Rehabilitación visual

Cuando una persona tiene una enfermedad que le limita la visión, el primer paso es acudir al Oftalmólogo y posteriormente si sigue teniendo dificultades visuales ha de realizar una rehabilitación en Baja Visión con la ayuda adecuada.

Disponemos de ayudas técnicas y adecuadas a las patologías que causan la Baja Visión. Es el paciente el que nos indica qué actividad desea recuperar (por ejemplo ver la televisión, leer…)

Según los informes oftalmológicos y el examen optométrico seleccionamos la ayuda que le dará el mejor resultado, entrenando al paciente para su utilización. En el examen optométrico calculamos los aumentos y valoramos qué partes de la retina son más útiles para el paciente en su rehabilitación.

 

Tipos de ayudas

Dentro de las ayudas disponemos de:

  • Ayudas ópticas: gafas, lupas, filtros selectivos, telescopios, microscopios…

Algunas patologías hacen que los ojos sean más sensibles a la intensidad de la luz. La luz azul es la parte del espectro visible que origina el deslumbramiento, para minimizarlo es necesario filtrarla, para lo cual existen unas lentes especiales adecuadas a cada paciente facilitando el mejor contraste y confort.

  • Ayudas electrónicas: lupas electrónicas, software para aumentar la imagen del ordenador…
  • Ayudas no ópticas: para mejorar postura, contraste e iluminación como atriles y flexos.
  • Ayudas no visuales: para mejorar la autonomía de la persona como relojes y termómetros parlantes, monederos…

El entrenamiento de estas ayudas es fundamental, ya que el paciente ha de aprender a utilizarlas en su vida cotidiana.

 

 

 

 

Publicado: Zona Hospitalaria – ZHn65 – May/Jun 2017